Este videoblog nunca existió, entre otras cosas porque su protagonista lleva muerta más de noventa años, y porque a comienzos del siglo XX no había nada ni remotamente parecido a Internet, ni por supuesto a una cámara de video (aunque últimos acontecimientos relacionados con el inventor Nikola Tesla parecen poner en duda este hecho).

Así que, definitivamente, podemos asegurar que este videoblog nunca existió, no al menos en este Universo o en esta dimensión. Pero el caso es que aquí estamos, en el videoblog de Henrietta Leavitt, astrónoma de finales del siglo XIX, y una de las miembros más reconocidas del que fue llamado “Harem de Pickering”, un grupo de mujeres que desde 1877 hasta 1919 fueron contratadas por el entonces director del observatorio de Harvard, Edward Charles Pickering, con el fin de realizar trabajos astronómicos sistemáticos y laboriosos, ya que en palabras del propio Pickering: “las mujeres tienen la destreza para realizar trabajos repetitivos, no creativos” - y además cobraban bastante menos que un hombre que se dedicara a las mismas tareas -.

Pero con el tiempo, y aunque nadie se hubiera atrevido a aventurarlo, aquel grupo de mujeres pioneras, supuestas meras calculadoras que realizaban un trabajo ingrato y tedioso, terminaron asentando las bases de la que luego fue la Astronomía del siglo XX…y del siglo XXI. Sobre sus pupitres de madera se descubrieron las enanas blancas, se alcanzó una clasificación estelar base de la que hoy se utiliza, se determinó que el hidrógeno es el principal componente de las estrellas, y se encontró una regla para medir el Universo, y todo ello sin pisar ni un solo telescopio.

Y así llegamos a Henrietta, de la que apenas sabemos nada, salvo su tendencia a enfermar, a desaparecer grandes periodos de Harvard para realizar misteriosos viajes de los que apenas queda constancia. Una astrónoma a la que debemos la llave maestra para acceder a la tercera dimensión del cielo escondida en las variaciones de brillo de un tipo peculiar de estrellas variables: las ceféidas.

Y por último a este videoblog inventado que surge de pretender dar respuesta a una pregunta imposible: ¿cómo divulgaría Henrietta con los medios que existen hoy? ¿qué ciencia le interesaría? ¿qué diría a la cámara esa mujer que tras pasar horas y horas sentada delante de una placa fotográfica del firmamento por el precio de 25 centavos a la hora regresa a su habitación? Probablemente se soltaría su perfectamente recogido moño, se liberaría de su estudiada imagen de mujer sumisa, agradecida de tener un trabajo, y se mostraría tal vez como es o tal vez como nos gustaría creer que hubiera sido.